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El Trabajo Colaborativo Entre Pares

Desde hace un tiempo, ha habido un cambio radical en torno al concepto de aprendizaje entre pares. Ya la figura del relator o relatora  que llegaba a un Establecimiento a impartir un curso o seminario y que era  reconocido como master,  una eminencia, se ha ido perdiendo frente a la realidad. Hoy carece de la supra valoración que en un tiempo tuvo,  pues se ha demostrado que la teoría es un aporte importante a la enseñanza, pero no menos y quizás más importante hoy en día,  es la participación activa de los/as profesores en su crecimiento profesional y en la gestión que a diario ejecutan.  Es así como el trabajo colaborativo entre pares donde unos aprenden y se nutren de la experiencia de los y las otros y otras,  ha ido cobrando valor en los últimos años, pues “Para realizar una buena docencia de aula, se necesitan conocimientos específicos de la profesión, que provienen de ella misma.” (El grupo de aprendizaje entre pares una posibilidad de favorecer el cambio de la prácticas cotidianas de aula. Ana María Cerda Taverne - Isaura López Lillo)

Tanto es así que incluso ya se acuño un término que la define: paragogía; pedagogía entre pares e iguales.

 Pero ¿qué significa el aprendizaje entre pares? ¿ qué elementos están implícitos en esta práctica? ¿ a quienes involucra? ¿Cuál es su aporte real a la docencia?

El aprendizaje entre pares es el aporte  significativo de los profesores hacia sus pares,  que nace desde la   observación de su realidad, de la experiencia obtenida en el desempeño diario de su labor en el aula, del conocimiento adquirido en su carrera profesional y de la búsqueda personal por  dar soluciones a desafíos que se presentan en la realidad en la que ejercen. 

Las políticas Educativas se dictan pensando en el conjunto de Establecimientos, pero creo que nadie conoce mejor su  realidad y su problemática  que lo aqueja, que aquel que está inserto  a diario en ella. Y aunque se pueda objetar que se pierde la objetividad, mi argumento es que en esta profesión no se trabaja solo objetivamente; trabajamos con personas y eso nos lleva a manifestar un grado de subjetividad que lejos en vez de ser un obstáculo o deficiencia es una fortaleza; nosotros conocemos a nuestros estudiantes, su entorno social y familiar,  sus necesidades, sus fortalezas, sus sueños y anhelos. Conocemos las fortalezas y debilidades de la Comunidad Educativa en la que trabajamos. Conocemos nuestras debilidades y fortalezas  como profesionales. No podemos ser objetivos, somos subjetivos, pero con una subjetividad que ha sido alimentada por la teoría a través de los años de estudio y perfeccionamiento, por la experiencia dada en el desempeño dentro y fuera del aula, por la interacción entre los actores de las comunidades educativas en que laboramos y porque no decirlo por nuestra propia historia de vida, es decir una subjetividad que mira el conjunto, impregnada de esa altura que permite el deseo de superarse, de mejorar,   para desde esa mirada, reflexionar y generar cambios o transformaciones que favorezcan el desempeño  y contribuyan a la formación de nuestros estudiantes.

Sin embargo no nos conocemos entre nosotros/as como  a nuestros estudiantes. Tenemos una imagen de cada par, de cada colega, pero  ¿ esa imagen es real en su totalidad? ¿Cuántas veces en ese pequeño instante de reflexión en un break, uno cambia totalmente la percepción de un/a colega?  Es así como el dialogo entre colegas nos cambia la perspectiva, enriquece nuestro ser y mejora nuestro hacer. Y he aquí que aparecen componentes implícitos de el trabajo entre pares; la observación, levantar información  de la realidad, reflexionar en torno a esta realidad y en base a esta reflexión crítica formular hipótesis para cambiarla, aplicar, observar y reflexionar nuevamente, en una constante que nos  impulsa a mejorar y crecer profesionalmente. 

Esto implica que del trabajo colaborativo  que es la reflexión entre pares,  se obtiene como resultado la  re-estructuración  del quehacer pedagógico. Facilita  realizar cambios  que son atingentes a la realidad laboral  en la que estamos  insertos/as y además permite desarrollar la solidaridad profesional.

Sin embargo a pesar de concordar en la importancia de ello, ( incluso el MBE lo manifiesta en uno de sus descriptores) , en la cotidianidad del desempeño laboral este aprendizaje entre pares  se da solo en conversaciones informales en el recreo o la hora de colación cuando los profesores inevitablemente terminamos conversando sobre alguna situación que por lo general produjo un quiebre en la clase, aunque a veces también se da el hecho de compartir una experiencia pedagógica exitosa. Es en esa instancia con un mínimo de tiempo cuando cada uno aporta desde su experiencia para proponer una posible intervención que ayude a superar el origen del quiebre o que mejore aun más la experiencia exitosa. Esto dado por el escaso tiempo me doy cuenta que aquellos/as profesores que son de mas bajo perfil no alcanzan a participar de la reflexión siendo espectadores pasivos del tema.  Esto debido a que     aun no se ha  internalizado por parte de los docentes debido a que no se ha  institucionalizado esta práctica docente en los Establecimientos, en la práctica no se le ha reconocido  el valor que tiene  para el ejercicio docente.

Creo que  una alternativa  real seria sentarnos a conversar y proponer soluciones. No tengo la menor duda que de este trabajo en equipo, donde todos y todas aportamos,  saldría la solución a esta y otras temáticas atingentes al quehacer del profesorado. Y esto me refuerza una vez más que solo trabajando en conjunto el profesorado puede aportar con soluciones eficaces y eficientes a la realidad de cada Establecimiento y a la Educación en general.

Hasta hace un tiempo atrás el o la profesora que deseaba mejorar sus prácticas, actualizar sus conocimientos y/o incrementar su bagaje cultural, tenía la oportunidad de inscribirse en cursos presenciales o en línea, asistir a seminarios o continuar estudios de post grados en las universidades que ofrecen carreras de formación continua. En la actualidad podemos y debemos luchar por instaurar la paragogía como una alternativa de crecimiento y superación profesional, en cada Establecimiento, para ello se hace necesario  y urgente la asignación institucional de un tiempo  que permita el trabajo colaborativo entre pares,  de tal forma  que se transforme en una práctica habitual .así como lo son otras prácticas pedagógicas.