Back to top

Henry Wilson Leon Calderon, desde Bogotá - Colombia.

El autor Henry Wilson León Calderón, oriundo de Bogota, D.C., Colombia es docente del Distrio Capital, Licenciado en Danzas y Teatro, con especialización en Multimedia Educativa de la Universidad Antonio Nariño y estudios de Realización Cinematográfica y Música en Acropocine. Además realizó profundización de música en la Academia Luis A. Calvo y de Teatro en la Academia Charlot y Escuela Estudio 21.El presente trabajo es el resultado de una serie de experiencias que comienza con la tesis, ponderada meritoria: “Expresión Corporal –Danzas y teatro- Una Propuesta Programática, para optar al título de pre-grado, con lo que se buscaba dar respuesta a una necesidad en torno a las estructuras programáticas en estas asignaturas. La puesta en práctica de la propuesta trajo consigo nuevos retos en torno al objeto de la Educación Art´sitica en la Escuela y el encuentro con las alternativas respecto a la estructura curricular del área artística que se propone. La misma búsqueda ha permitido desarrollar una estrategia en torno al movimiento y el desarrollo del pensamiento creativo, que fue presentada en el curso sobre el Desarrollo del Pensamiento Matemático, dictado por la Corporación Universitaria Iberoamericana.  

Con Hilda Flandez nos conocimos por aquellas cosas de la vida en Viedma, Argentina, en el Congreso de Educación Artística organizado por CREARTEDUCA, (una fundación que busca intercambiar experiencias en torno al Arte, la Educación y la Creatividad), en el año 2005. Allí que pudimos compartir experiencias respecto a lo que se está haciendo en algunos países de Latinoamérica sobre este tema. Surge la necesidad de ampliar temas de conversación e intercambiar opiniones sobre algunas inquietudes en respecto a mi propuesta de trabajo: “el desarrollo del pensamiento creativo desde la educación artística en la escuela”.

 

Me voy a referir fundamentalmente a los hallazgos que he tenido en lo que se refiere a las condiciones para desarrollar la actividad artística con chicos de colegios oficiales en condiciones “reales” de trabajo: pobreza, limitaciones de espacio, de recursos, confrontaciones respecto al papel de la Educación Artística en la escuela, entre muchas otras. Es decir el aula y la escuela, en sus condiciones regulares, convertidos en laboratorio para abordar la práctica pedagógica como un proceso de experimentación permanente.

 

El ejercicio pedagógico desde la Educación Artística implica la confluencia de varios elementos: un ambiente, un proyecto, unas expectativas y una  “desprogramación”. Antes de ir por partes es necesario aclarar que estos elementos se construyen simultáneamente y no consecutivamente y en lo posible pensar resultados a mediano y largo plazo, y no esperar logros del 100%, aunque sí ambicionarlos.

 

El ambiente: Es el medio de pervivencia de la actividad artística en cualquiera de sus manifestaciones: teatro, danza, literatura, plásticas, música... lo que implica que fluya dicha actividad en condiciones de libertad tanto de pensamiento como de expresión, generando debates conceptuales, argumentativos, contra-argumentativos, pedagógicos, en general de orden académico. Donde además se comprenda la diferencia y se explore desde las posibilidades y las capacidades de sí mismo y del otro.

 

Un proyecto: ¿Cuáles son las necesidades expresivas de ese medio escolar?, ¿Qué alcances se pueden esperar?, ¿Qué dificultades existen en el aprendizaje, los comportamientos, los procesos...? y ¿Qué oportunidades hay para incidir en su superación?, ¿Cómo se piensa cultural, social, tecnológica, artística y científicamente la Escuela?. La Escuela es el lugar privilegiado para poner a circular el conocimiento y considera que éste se desarrolla casi exclusivamente a través de la matemática, el castellano, las ciencias sociales y naturales e incluso la informática, privilegiándolas como las áreas más importantes del currículo, relegando un  papel secundario  a la Educación Artística e incluso a la Educación Física. Se necesita entonces proyectar la actividad artística como una forma de conocimiento que entraña una manera de pensar el mundo y la realidad muy particular, esto es a través de un lenguaje simbólico–metafórico, tan complejo que requiere estar en igualdad de condiciones a las demás áreas del plan de estudios. Solo a partir de un proyecto a tres, cuatro o más años, que permita dilucidar como problemas las preguntas que dan inicio al párrafo, entre otras muchas, es posible integrar desde una mirada interdisciplinar el papel de la Educación Artística en la escuela.

 

Unas expectativas: Hablar de expectativas en la escuela es algo que suena raro, allí se espera cumplir objetivos que como tal no son lo mismo. Las expectativas se renuevan a diario, los objetivos no, simplemente se explicitan, se formulan y se evalúa su cumplimiento. La manera como la escuela aborda el conocimiento es la muestra fehaciente de ello, casi que se limita a predeterminar unas cantidades necesarias de conocimiento que se debe adquirir y dedica el tiempo a encajarlo en el sistema de pensamiento de los estudiantes. De ahí la importancia de las pruebas que dan cuenta de lo que el estudiante “sabe” o “conoce”. Este proceder limita el espacio para la búsqueda y apropiación de conocimiento nuevo o novedoso, omitiendo a veces que para el estudiante el saber acumulado por el pensamiento humano es relativamente desconocido, por lo tanto nuevo y que subyace en él la necesidad de aprender lo novedoso de ese conocimiento, satisfacer el deseo de descubrir, de sorprenderse, de mantener viva la expectativa por comprender el mundo, la realidad y comprenderse a través de él, vinculando lo emocional y sensitivo como parte del pensar y del conocer, esencias con que se alimentan la expectativas.

 

Una des-programación: Parafraseando a Max-Neef equivale a “derivar en estado de alerta” y no “dejarse llevar por la corriente”. Los programas escolares, ya se dijo, están diseñados generalmente, para acumular conocimientos en tiempos establecidos: años, grados, niveles, etc. Y lo hace disgregándolo en áreas y/o asignaturas. Para el caso se requiere plantear el asunto diferente no es ¿Cuánto sabe el estudiante? Es más bien ¿Cómo sabe lo que sabe el estudiante? Y ¿Cómo aprender más a partir de lo que se sabe?. Esto exige que los programas se conviertan en proyectos (problemas a resolver) a mediano y largo plazo, que la mirada sea interdisciplinar, que las fronteras del conocimiento no se cierren sino que se expandan y fluctúen entre diferentes territorios, que no se franqueen formas únicas de saber sino que cada día se descubran formas sorprendentes de aprender y que los procesos se desarrollen en forma no líneal.

 

Visto de esta manera la Educación Artística tiene un terreno virgen por conquistar en la escuela, sin embargo es muy apetecida por los chicos porque les permite explorar, experimentar, hacer, deshacer, expresar, confrontar, reconocerse, mostrarse, identificarse, relacionarse con el entorno y con los otros. Solamente me resta por ahora recordar un par de cositas más: 1) La materia prima que tienen los niños para el desarrollo de la creatividad además de la curiosidad es la espontaneidad, la recursividad y la audacia. Por lo tanto se deben aprovechar esos recursos en la actividad pedagógica. 2) A quien primero hay que convencer de que las cosas son posibles es a sí mismo como maestro de Educación Artística. El riesgo, la incertidumbre, la búsqueda, el escepticismo, no están solos, vienen acompañados de entusiasmo, expectativas, persistencia y satisfacción personal.

 

 Como ven es una mirada muy general, pero que trata de describir la manera como he podido enfrentar el problema de la creatividad en la escuela, porque no basta con querer formar y contar con algunas estrategias pedagógicas y didácticas es necesario tender un piso firme sobre el cual soportar las propuestas que se tengan para que no se derrumben ante cualquier sismo-pedagógico escolar.

 

Para ampliar el tema de los procesos didácticos y pedagógicos mi E mail es:   

             henwlc@yahoo.com

         HENRY WILSON LEON CALDERON

                          Bogotá - Colombia.