Este artículo, que escribí, nos invita a detenerse y mirar con profundidad una realidad que muchas veces pasa desapercibida en el debate educativo: la ausencia del profesor y lo que esta representa para la escuela, los aprendizajes y la comunidad. Con un enfoque crítico y humano, el texto analiza cómo la escasez y el ausentismo docente en Chile no son solo cifras o estadísticas, sino síntomas de un sistema que ha descuidado el bienestar y la valoración de quienes sostienen el corazón de la educación.
A través de un recorrido teórico y reflexivo sustentado en autores como Freire, Arendt, Noddings y Bellei, se plantea que enseñar es un acto ético y social que requiere presencia, cuidado y esperanza. El artículo muestra cómo la falta de docentes impacta la continuidad pedagógica, genera sobrecarga laboral, afecta la salud mental del profesorado y profundiza las desigualdades territoriales, especialmente en contextos rurales y técnicos profesionales.
Más allá del diagnóstico, la reflexión propone caminos: fortalecer el bienestar docente, garantizar condiciones dignas, redistribuir las cargas laborales y recuperar el sentido humano de la enseñanza. En sus páginas resuena una convicción: sin maestros presentes, valorados y cuidados, no hay educación posible ni futuro educativo sostenible.
Te invito a leer este artículo con mente abierta y corazón sensible. Es una oportunidad para repensar la docencia no solo como una profesión, sino como un acto de presencia que sostiene la esperanza y la humanidad misma de la escuela. https://revistas.ubiobio.cl/index.php/REINED/article/view/7474/5200
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Comentarios
Alberto Andrés Mora De la Fuente respondió el Enlace permanente
El artículo “El impacto del
El artículo “El impacto del ausentismo y la escasez docente en Chile: implicaciones para los aprendizajes y el futuro educativo” ofrece una mirada profunda, sensible y necesaria sobre una problemática que atraviesa silenciosamente la realidad educativa chilena. No se limita a describir cifras o tendencias, sino que logra articular un análisis humano y ético de la docencia, situando al maestro en el centro de la reflexión pedagógica.
Uno de los grandes aciertos del texto es su capacidad para conectar el fenómeno del ausentismo con dimensiones más amplias: la salud mental, la vocación, la carga emocional del trabajo docente y la inequidad territorial. La inclusión de autores como Freire, Arendt, Noddings y Bellei le otorga densidad teórica, pero sin perder la claridad y la cercanía con la realidad cotidiana de las escuelas.
El autor logra transmitir que la ausencia docente no es un simple problema administrativo, sino una herida simbólica: cuando el maestro falta, se resiente la continuidad del aprendizaje, pero también el sentido de comunidad y esperanza que la escuela representa.
En definitiva, este artículo invita a repensar la educación desde una ética del cuidado y la presencia. Es un llamado urgente a valorar, proteger y acompañar a quienes enseñan, comprendiendo que sin bienestar docente no hay aprendizaje significativo ni desarrollo social posible.